Alguien decide transportar una ficción a la realidad, acaso porque no le satisfacen ni la una ni la otra. La elegida es una ficción de Borges en la que un joven se encuentra con el anciano que será. ¿Cómo llevar ese relato a la vida, cómo sacarlo de la literatura para que alcance a ser algo más que literatura? La solución, aquí mismo.
Por Juan Bonilla
Artículo extraído de la revista cultural Zut
lunes, 4 de agosto de 2008
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