martes, 25 de noviembre de 2008

JORDI DOCE

¿Qué supone escribir sino el íntimo placer de enlazar unas palabras con otras, olvidarse del tiempo buscando hacer saltar la chispa que ilumine nuestra mesa de trabajo? Lo mejor de la escritura no es, en mi caso, la expresión de ideas o emociones preestablecidas, sino la posibilidad de habitar la materialidad de las palabras, limando sus aristas y dejándome guiar, no sin titubeos, por sus veladas resonancias. Buscar la frase imprevisible pero que al tiempo suceda con extraña lógica a la anterior. Dejarse acunar por los zarcillos del ritmo. Palpar cada sílaba y cada palabra hasta obtener una estimación correcta de su ley.

1 comentario:

María dijo...

Escribir desde nuestro interior es lo más bello que puede transmitirse.

Encantada de descubrir tu blog.

Saludos.